Infinita Te Explica

Barbenheimer: el fenómeno cinematográfico del año

Imagen principal

Por Matías de la Maza

La industria cinematográfica probablemente recordará el término por años: Barbenheimer. El estreno en simultáneo de las películas Barbie y Oppenheimer significó la mejor cifra de taquilla en los cines desde antes de la pandemia. Incluso si ya varios tenían asumido que ambas cintas se beneficiarían de estrenarse el mismo día, difícilmente podrían haber adelantado la magnitud del fenómeno.

Oppenheimer acumuló 174 millones de dólares a nivel mundial durante su primer fin de semana, mientras que Barbie llegó 344 millones de la moneda estadounidense. Ambas superaron el estimado que proyectaban los expertos. Y ambas acumularon ingresos que ya les permiten reportar ganancias, incluso tomando en cuenta el costo de producción y promoción. Todo en un fin de semana.

Las cifras del fenómeno Barbenheimer son inéditas en el cine moderno y, sobre todo, para dos superproducciones que se estrenan el mismo día. Porque, en vez de competir, ambas terminaron potenciando a la otra en formas que no se podría haber imaginado hace no mucho.

¿Por qué es tan inédito?

La industria del cine, sobre todo para superproducciones, funciona en la lógica de un sólo éxito por fin de semana. Es decir, si una película es muy popular, generalmente sus rivales no sacan cuentas alegres. Y si dos cintas de alto presupuesto deciden estrenarse un mismo día, una será la gran triunfadora, mientras que la otra será “derrotada” en la recaudación.

Barbie y Oppenheimer rompieron esa lógica.

En su primer fin de semana en Estados Unidos (el mercado más importante para el cine a nivel global), Barbie recaudó 155 millones de dólares. Su directora, Greta Gerwig, se transformó en la mujer con el mejor fin de semana de estreno en la historia del país norteamericano. Con esos números no debería haber espacio para otra película con cifras tan abultadas.

Barbenheimer

El tema es que lo hubo. Oppenheimer recaudó 80,5 millones de dólares en el país norteamericano, un número gigante para una cinta que dura tres horas y que, en Estados Unidos, es para mayores de 18 (en Chile es para Todo Espectador +7, lo que demuestra lo estricta que es la calificación norteamericana y lo laxa que es la nuestra).

Significó la primera vez en la historia de Hollywood que una cinta debutó con una recaudación de más de 100 millones de dólares y que la segunda película en materia de recaudación haya superado la barrera de los 50 millones de dólares.

En todo el mundo se repitió la lógica, incluido Chile. Según reportó La Tercera, en sus primeros cuatro días Barbie sumó más de 517 mil entradas vendidas, mientras que Oppenheimer llegó a las 155 mil, ambas cifras altísimas para la cartelera local.

¿Pero dónde nace el fenómeno Barbenheimer?

Como muchas cosas: en internet. Y como más cosas: como una broma. Desde que a fines de 2022 se fijó que Barbie y Oppenheimer, dos superproducciones de estudios rivales (Warner y Universal, respectivamente) y radicalmente distintas en tono, comenzaron a circular memes sobre qué tipo de personalidad había que tener para elegir una u otra cinta.

¿Eres más de ir a ver un blockbuster feminista, rosado e irreverente sobre una muñeca o un drama largo, angustiante y “cerebral” sobre el padre de la Bomba Atómica? Parecía ser una pregunta/meme de blanco y negro (o rosado y negro). O eras Barbie o eras Oppenheimer. Opuestos, como las pastillas de Matrix.

Barbenheimer

Pero, como toda broma, mutó rápido: imágenes con gente de rosado esperando Oppenheimer, u hombres muy estereotípicos pidiendo entradas para Barbie. Eventualmente, se llegó a lo inevitable: ¿Por qué no ver las dos? E incluso, EL MISMO DÍA.

Barbenheimer

Todo se terminó por cimentar a fines de junio, cuando el mismísimo Tom Cruise llamó a ver las dos películas. El actor ha sido uno de los grandes activistas a favor de las salas de cine post pandemia y por eso utilizó sus redes sociales para mostrar que ya tenía entradas para Indiana Jones y el Dial del Destino, Barbie y Oppenheimer. Sobre estas dos últimas, escribió: “amo las dobles funciones y no se puede pedir una más explosiva (o más rosa) que Barbie y Oppenheimer”.

Irónicamente, una de las grandes damnificadas del fenómeno Barbenheimer fue (la muy entretenida) Misión Imposible: Sentencia Mortal, Parte 1, que bajó radicalmente sus ingresos a partir del estreno de sus dos rivales.

¿Esto fue una movida de marketing de los estudios?

En un inicio, no. De hecho, todo partió en lo que pareciera ser una movida de despecho.

En 2021, Warner anunció que, por motivos de la pandemia, que estrenaría todas sus películas de ese año de manera simultánea en cines y su plataforma de streaming, HBO Max. Eso enojó mucho a Christopher Nolan, quien había trabajado con el estudio en todas sus películas de 2002 en adelante. A modo de protesta, Nolan informó que la película que estaba filmando no sería distribuida por Warner, sino que por sus rivales de Universal.

Así, cuando Warner fijó la fecha de estreno de Barbie para el mismo día que Oppenheimer, muchos (y con razón) lo vieron como una movida del estudio para vengarse de Nolan.

El tema es que consiguieron lo contrario: cuando Barbenheimer se transformó en un concepto cada vez más utilizado en redes sociales como Twitter, Instagram y TikTok, a Warner no le quedó otra que aprovecharlo. De hecho, probablemente le terminaron haciendo un favor a sus rivales: mientras que Barbie contó con una costosa (y muy exitosa) campaña de promoción, cuya inversión se estima podría ser más elevada que la de la filmación de la película, el equipo detrás de Oppenheimer fue bastante más austero, con pocas imágenes y entrevistas.

Al final, Nolan y compañía pueden haber sido los grandes ganadores de todo esto.

Bueno, pero, ¿Vale la pena tanto alboroto?

La verdad es que sí. Memes más, memes menos, lo único que importaba es si las películas que forman el concepto Barbenheimer fueran buenas. Y lo son. Ambas son muy buenas, en su propio estilo.

Oppenheimer es el pináculo de todo lo que se espera de una película de Nolan y más: una historia rápida e intensa sobre hombres obsesivos y las consecuencias de sus decisiones en la humanidad. Mientras, Barbie es una sátira muy graciosa sobre la icónica muñeca; tanto una celebración como una crítica a su legado, a cargo de una directora cuya filmografía es prácticamente perfecta. Y también, curiosamente, es, en parte, una cinta sobre las consecuencias de decisiones de hombres.

Ambas películas son buenas razones para ir al cine y disfrutar de la magia de una sala repleta frente a la pantalla gigante.

¿Y en qué orden las veo?

No es necesario verlas el mismo día, o en días seguidos. PERO si ese es el camino que se decide tomar, entonces el debate del “orden correcto” para ver las cintas también ha sido parte de la discusión en torno a Barbenheimer.

Por supuesto, existe eso llamado libre albedrío y la discusión es libre. Aunque, si se confía en alguien que vio ambas en la misma jornada (quien escribe), efectivamente pareciera ser que lo mejor es seguir el orden sugerido por, una vez más, Tom Cruise: Oppenheimer primero, Barbie después.

Y es que Oppenheimer es extraordinaria, pero agotadora emocionalmente y no particularmente optimista. Barbie resulta el antídoto perfecto para ese estado de ánimo. Terminar el día con la película de Nolan puede ser el material de las pesadillas.

¿Qué conclusión se saca de todo esto?

La misma de siempre: si la película es buena, original y entretenida, la gente vendrá. En un año donde tantas franquicias han fracasado, desde Flash hasta indiana Jones, quizás es bueno que Hollywood se haya encontrado de golpe con un fenómeno que no anticipaban. Sólo queda esperar que las lecciones sean las correctas y no que piensen que lo lógico es anunciar Barbie vs Oppenheimer.