Fundadora de Jackie Guiloff Gourmet: “Aparte de vender comida casera, vendo tiempo”
En Más que un Pitch, conversamos con la fundadora de Jackie Guiloff Gourmet, empresa que está presente hace más de 10 años en el mundo gastronómico, destacándose siempre por la delicadeza y finura de sus preparaciones.
En relación a cómo sus productos se dieron a conocer, señaló que “comencé haciendo ñoquis, que fue lo que me dio reconocimiento al principio, además de postres. Pero para emprender, uno tiene que atreverse. En una ocasión, me pidieron realizar un servicio de delivery para una revista, y a partir de eso, recibí una cantidad increíble de pedidos que marcaron el inicio de un gran crecimiento”.
Luego de eso, Guiloff toma la decisión de estudiar para profesionalizar aún más su negocio: “Decidí ampliar mis conocimientos y me fui a estudiar a Perú y Argentina, porque quería explorar y hacer cosas diferentes. Siempre he sido de la “vieja escuela” en la venta de comida; al principio, vendía desde mi casa. Lo que hacía especial mi propuesta era ese toque casero que le daba a todo. A la gente le encantaban las bandejas y, curiosamente, también les fascinaba que nadie supiera que yo había preparado la comida. Les decían: “¡Te quedó rico!”, pero no confesaban que la habían comprado. Hoy en día, eso ha cambiado; la gente ya no tiene problema en admitir que compra comida preparada”.
Para Guiloff, sus preparaciones, además de ser ricas, ofrecen tiempo para cada cliente: “Hoy en día, el tiempo es un recurso muy valioso. Además de vender comida deliciosa y casera, siento que también estoy vendiendo tiempo. La gente aprecia llegar a casa y encontrar algo listo para meter al horno, tenerlo todo preparado para sus invitados, sin mayor esfuerzo. Les ahorro el estrés de venir de la oficina y tener que cocinar; solo necesitan poner la mesa y arreglarse. En ese sentido, siento que no solo ofrezco comida, sino que también contribuyo a simplificar la vida de muchas personas”.
Volviendo al año 2008, Guiloff relató cómo abrió su primera tienda y cómo su éxito la ayudó a posicionarse fuera de Santiago: “Abrir mi primera tienda fue una experiencia maravillosa. Era un espacio pequeño, pero eso lo hacía especial; pasaba todo el día allí y conocía personalmente a cada cliente. Hoy, el negocio ha crecido. Tengo tres tiendas: dos en Santiago y una en Cachagua, además de una planta de cocina central. Sin embargo, ya no puedo estar en las tiendas como antes, algo que realmente extraño. Ahora mi tiempo se concentra en la planta y en la gestión administrativa, que es fundamental para que todo funcione”.
Si bien el mundo gastronómico es complejo, Jackie Guiloff supo posicionar sus productos gracias a la calidad de su comida: “Mi camino ha sido bastante intuitivo, basado en prueba y error. No hay nada más satisfactorio que cuando pruebas un plato con amigos y recibes comentarios como: “Esto está increíble”. Ese tipo de retroalimentación me ayudó mucho en mis inicios. He descubierto que mi paladar coincide con el gusto de mis clientes. Los platos que incorporo suelen tener buena aceptación, aunque algunos, como los ñoquis, ya son clásicos imposibles de sacar. Sin embargo, si algo no funciona bien, no dudo en retirarlo. Para mí, no se trata de llenar la tienda de productos, sino de mantener eficiencia y calidad. Es mejor enfocarse en lo que realmente se hace bien y que los clientes valoran, en lugar de invertir tiempo y recursos en algo que no tiene tanto éxito”.
En ese sentido, puntualizó en la importancia de conservas los ideales de sus inicios: “Una de mis mayores preocupaciones siempre ha sido mantener la esencia de mi comida: casera, sin preservantes ni conservantes. Mis productos tienen una duración de solo cinco días, y quiero que ese sea mi sello distintivo: ofrecer comida casera, más rica y auténtica. Como mencioné antes, no solo vendo comida, también vendo tiempo, algo que valoro mucho. Por eso, estoy constantemente probando y perfeccionando. Incluso les pido a mis amigas cercanas que, si encuentran algo diferente o que no está tan rico, me lo digan. Ese tipo de retroalimentación es fundamental para seguir mejorando y mantener la calidad que los clientes esperan”.
Para culminar, valoró que pese al cambio generacional, sus clientes siguen prefiriendo sus productos: “La gente es bastante tradicional, y mis productos más vendidos siguen siendo los mismos que comencé a ofrecer cuando cocinaba en casa. Aunque es importante innovar y agregar nuevos platos, lo que realmente tiene éxito es lo clásico. Lo que ha cambiado con el tiempo es el perfil del público. Antes, mis clientes eran principalmente personas mayores, pero hoy en día son muchos los recién casados que buscan opciones prácticas y sabrosas para sus hogares”.
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