Marina Secco, fundadora de Cassis: “Emprender es la ilusión y creer profundamente en lo que hago”
Consultada por su historia y cómo se enamoró de la cocina, Secco atribuyó todo el crédito a la crianza que tuvo con sus abuelas: “Crecimos y nos criamos en torno a la cocina, un espacio que siempre estuvo cargado de historia y sabores. Mis abuelas, tanto la materna como la paterna, trajeron de Italia ese arte de la pastelería y el chocolate, mientras que mi abuela de Valdivia, una cocinera excepcional, dejó su huella con su saber autodidacta. Ella tenía un tesoro: el libro de Doña Petrona, un clásico argentino heredado de generaciones. La cocina de mi abuela era una experiencia sensorial inolvidable: el dulce de leche casero llenaba el aire con su aroma mientras se mezclaba en grandes fuentes, el flan casero coronaba la mesa, y raspar la olla era un pequeño placer lleno de cariño. Esa conexión profunda con la cocina, esos olores y sabores, sembraron en mí este deseo de dar de comer, de transmitir lo que recibí a través de ese arte que nutre tanto el cuerpo como el alma”.
En 1996, toda la familia decide viajar a Pucón, localidad chilena que le cambió la vida para siempre: “Llegar a Pucón fue una experiencia impresionante. Aunque de niños solíamos viajar a Chile por la cercanía, visitando lugares como Osorno, Puerto Varas y Frutillar, nunca había conocido Pucón. Al llegar, el impacto fue inmediato: el volcán, tan imponente y vivo, nos dejó maravillados. Pasamos un par de años pensando en la idea de quedarnos, hasta que mi tío, relacionado con Chocolates del Turista, nos propuso abrir un local en la zona. Así comenzamos con Del Turista en Pucón, inicialmente durante la temporada de verano, cuando el lugar estaba lleno de vida y encanto. Sin embargo, pronto descubrimos lo marcada que era la baja temporada. En ese momento no dimensioné lo que significaba Pucón fuera de la temporada alta. Tras esa experiencia, volví a Bariloche para reflexionar y organizarme, y al año siguiente decidimos instalarnos definitivamente en Pucón”.
Luego de instalarse, Secco toma la decisión de emprender con una chocolatería, pero antes de llegar al nombre que mantiene en la actualidad, pasó por dos anteriores que fueron muy significativos: “Comenzamos con una pequeña chocolatería en la calle Fresia, que, aunque acogedora, era bastante limitada en espacio. Más tarde, nos trasladamos al Camino Internacional, y fue entonces cuando decidí dar un paso hacia lo que realmente me apasiona: la pastelería. Comencé a preparar pasteles, un mundo que siempre ha sido una verdadera pasión para mí. La pastelería, junto con la gelatería, es un arte que me encanta, porque implica mezclar recetas, experimentar y crear una especie de alquimia. La creatividad en este ámbito no tiene límites. Así empezamos a complementar la oferta con chocolates y pasteles, lo que nos permitió ampliar nuestro camino. Tres o cuatro años después, encontramos la ubicación que hoy se ha vuelto icónica en Pucón, en la esquina de Fresia con Alderete. Fue allí donde integramos una propuesta más completa, con cafetería, pastelería y chocolatería, consolidando nuestro lugar en la ciudad”.
En ese entonces surge el nombre de marca Cassis, el que la ha llevado a expandir su negocio en varias localidades: “La creación del nombre Cassis fue un proceso interesante. Trabajamos con una agencia de Bariloche, liderada por una chica muy creativa, y juntos comenzamos a explorar distintas opciones. No había un motivo específico para elegir “Cassis”, pero fue un nombre que resonó. Es corto, fácil de recordar, y además hace referencia a un fruto muy presente en Argentina. De ahí surgió también nuestro eslogan: Cassis, fruto de la Patagonia. El cambio fue un gran desafío, especialmente porque implicaba una nueva imagen corporativa. Recuerdo el nerviosismo de tomar esta decisión, pero también la emoción de darle un giro fresco y auténtico a nuestra identidad. Fue un salto importante en nuestro camino. (…) Actualmente contamos con 19 franquicias y seguimos creciendo. Hoy, por ejemplo, estamos inaugurando en Chillán, lo cual representa un nuevo desafío, como cada apertura lo es. En cuanto a locales propios, tenemos la matriz en Pucón y el icónico establecimiento de Fresia con Alderete en el corazón de Pucón. Además, en Santiago contamos con un local en el Mall Vivo de Los Trapenses, en La Dehesa. El resto de nuestra presencia se ha expandido a través de franquicias, siendo este el enfoque principal de nuestro crecimiento. Cada nueva apertura es una oportunidad para llevar nuestra propuesta a más personas y consolidar la marca”.
Para culminar, entregó un consejo para los nuevos emprendedores: “Para mí, emprender es una mezcla de ilusión y fe, una conexión profunda con lo que hago y conmigo misma. Es un acto de creer desde el corazón, incluso sabiendo que el camino estará lleno de pruebas y errores. Equivocarse y caer son parte del proceso, pero la clave está en levantarse y tener la valentía de reinventarse una y otra vez. Es esa confianza en lo que hacemos lo que transforma los tropiezos en aprendizajes y las caídas en nuevos comienzos”.