Marruecos: Un Viaje por la Magia del Desierto y las Ciudades Imperiales

En una nueva edición de Viaje Infinito, emprendimos rumbo a Marruecos, un país que combina la magia del desierto, la riqueza de su historia y la calidez de su gente. Este fascinante destino en el norte de África nos invita a descubrir tres de sus tesoros más emblemáticos, donde la cultura y los paisajes nos envuelven en una experiencia inolvidable.
Conversamos con María Pia Yovanovic y Titi Armenakis, quienes nos enseñaron más sobre esta increíble cultura africana.
1. Marrakech: La Ciudad Roja
Marrakech, conocida como la Ciudad Roja por el color de sus edificios, es un lugar vibrante y lleno de vida. Su famosa Plaza Jemaa el-Fna es el corazón palpitante de la ciudad, donde se mezclan vendedores, artistas callejeros, y turistas en un espectáculo que cambia con cada momento del día. No te pierdas la oportunidad de explorar los zocos, laberintos de tiendas y mercados donde puedes encontrar desde especias hasta artesanías tradicionales. Además, el Palacio de la Bahía y los Jardines Majorelle ofrecen un vistazo a la riqueza cultural y artística de Marruecos.

2. Fez: La Ciudad Imperial
Fez es una ciudad donde la historia se siente en cada rincón. Su medina, Fez el-Bali, es un laberinto medieval declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aquí, podrás perderte en sus calles estrechas y descubrir antiguas madrazas, mezquitas y talleres artesanales que han mantenido vivas sus tradiciones durante siglos. La Universidad de al-Qarawiyyin, la universidad más antigua del mundo en funcionamiento, es un testimonio del legado intelectual de esta ciudad. Fez es el destino perfecto para quienes buscan una conexión profunda con la historia y la cultura marroquí.

3. Desierto del Sahara: Aventura en las Dunas
Ningún viaje a Marruecos estaría completo sin una visita al Desierto del Sahara. Las dunas de Erg Chebbi, cerca de la ciudad de Merzouga, son un escenario de otro mundo donde el paisaje árido se extiende hasta donde alcanza la vista. Aquí, puedes experimentar la serenidad del desierto con un paseo en camello al atardecer, seguido de una noche bajo las estrellas en un campamento bereber. El silencio y la inmensidad del Sahara crean una atmósfera única que deja una marca indeleble en el alma de los viajeros.
