RESEÑA | ‘Doctor Strange en el Multiverso de la Locura’ es como cualquier película de superhéroes… Hasta que no lo es
Por Ignacio De La Maza
(Esta reseña contiene discusiones sobre la trama básica de ‘Doctor Strange En El Multiverso de la Locura’. Si prefieres ir a la película NO SABIENDO NADA, quizás quieras guardártela para cuando ya la hayas visto)
Incluso los fanáticos más militantes de Marvel debiesen ser capaces de admitir que, últimamente, las películas del estudio se han vuelto un tanto predecibles. Quizás es el precio de la consistencia: Bajo el puño de hierro del productor Kevin Feige, Marvel Studios ha instaurado una fórmula aparentemente infalible, un balance cuidadosamente controlado entre mitología interconectada, lógica interna, personajes reconocibles, humor rápido, acción hiperquinética y sentimiento épico que transformó al cine de superhéroes en el fenómeno pop definitivo de nuestros tiempos.
Sin embargo a ya 3 años de la conclusión de ‘Avengers: Endgame’, esa fórmula ha mostrado síntomas de fatiga. La costumbre quita la sorpresa y subraya los defectos, y varias de las últimas producciones de Marvel han estado marcadas por una falta de ambición visual (Shang-Chi), drama inerte (Eternals), narrativas previsibles (Black Widow), efectos visuales planos (todas las anteriores) y, por sobre todo, el hábito cansador de tener que conectar cada propiedad intelectual con otra en un desfile infinito de cameos y referencias. La visión de Feige se ha hecho tan rígida que incluso algunos de los cineastas más originales de la actualidad tienden a verse aplastados por ella (buen intento Chloé Zao, hiciste lo que pudiste con ‘Eternals’). Hasta las mejores y más ambiciosas entregas de Marvel en los últimos tiempos, como ‘Spider-Man: Sin Camino A Casa’ y 3/4 de ‘Wandavision’, terminan reduciéndose a un clímax lleno de rashos láser.
Durante su primera hora, ‘Doctor Stange En El Multiverso de la Locura’ parece ser otra película más de Marvel. Stephen Strange (un Benedict Cumberbatch en glorioso piloto automático) está muy ocupado siendo miserable en el matrimonio de su ex novia, Christine Palmer (Rachel McAdams), cuando un monstruo ataca la ciudad en búsqueda de la joven América Chávez (Xochitl Gomez), quien tiene la habilidad de abrir portales que permiten viajar a través del Multiverso. Por razones que es mejor no especificar, Chávez también está siendo perseguida por Wanda Maximoff, AKA La Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen), quien se encuentra lamiendo sus heridas tras el trauma psicológico que sufrió (e infligió) en la serie ‘WandaVision’. Para bien y para mal, la mayoría de la trama se traduce en que Strange y Maximoff se ubican a lados contrarios de un conflicto a través del Multiverso, uno que implica que algunos personajes tienen que ir a buscar un cosito para hacer una cosa y evitar que el otro personaje haga otra cosa con otro cosito. Entre medio hay batallas, discursos portentosos, cameos y referencias. Todo muy tradicional.
… Hasta que deja de ser así. Es aquí en donde hay que mencionar que ‘El Multiverso de la Locura’ está dirigida por Sam Raimi, un veterano del cine de superhéroes que dotó de imaginación y drama humano a la trilogía original de ‘Spider-Man’ (las con Tobey Maguire). Más importante es su trasfondo como uno de los cineastas de terror más talentosos de la historia, habiendo dirigido también la influyente saga ‘Evil Dead’, en donde desplegaba efectos visuales prácticos, tiros de cámara atípicos y una dosis de humor muy, pero muy negro para hacer algunos de los clásicos de horror más grotescos, impactantes y efectivos de todos los tiempos. No me pregunten cómo lo logró, pero Raimi trajo esa magia al Universo Cinematográfico de Marvel (MCU por sus siglas en inglés), y durante su segunda hora, ‘Doctor Strange…’ se convierte en lo más cercano que ha hecho el estudio controlado por Disney a una película de terror. Medio kitsch, pero terror igual. Casi puedes sentir las carcajadas contenidas del director mientras despacha cuerpos mutilados, sustos repentinos, humor macabro y hasta gore, mientras aumenta el conteo de cuerpos. De forma casi repentina, la película encuentra un ritmo más apropiado para su título, transformándose en un espectáculo gonzo, desquiciado y sí, hasta impredecible a ratos. Entre medio de la fórmula surge una voz original, autoral y única, que te hace recordar el potencial que tienen las películas de superhéroes para abrazar sus orígenes de historieta y jugar con el formato de formas inesperadas.
Lamentablemente este espíritu no es del todo suficiente para pulir las falencias de la cinta. El guion tiene la mala costumbre de hacer que todos los personajes expliquen en voz alta lo que están pensando, sintiendo y haciendo a cada momento. Cumberbatch solo muestra pequeños destellos de estarlo pasando bien, mientras que Olsen, tan efectiva y multifacética en ‘WandaVision’ (y en tantas otras películas fuera del MCU), es reducida a una supervillana cuyo paso a la maldad lunática es tan absoluto y repentino que se le despoja de cualquier dimensión que haya tenido su personaje en el pasado. La actriz hace lo que puede, pero el material no le hace muchos favores. El resto del reparto, incluyendo a la siempre encantadora McAdams, tienen sus momentos pero rara vez hacen algo memorable.
Los efectos especiales son disparos: La violencia tiene un impacto brutal, y el monstruo de la primera gran secuencia de acción de la cinta encuentra el equilibrio entre chistoso y grotesco. Hay una secuencia en donde el sólido soundtrack del gran Danny Elfman cobra literal vida, en uno de los momentos con más ambición visual en la historia del MCU. Por otro lado, los rashos láser que marcan varias de las escenas de acción son los mismos que has visto en un sinfín de otras producciones de este tipo.
Si hay un gran problema con ‘El Multiverso de la Locura’, es que pareciera ser dos películas en una. Por un lado está Raimi y su deseo por hacer una cinta de horror excéntrico con superhéroes. Por otro, está el imperante de la fórmula Marvel, que obliga a seguir ciertas pautas que arrastran lo que está pasando en pantalla a un terreno más familiar y menos sorprendente. Estas dos películas rara vez conversan de una forma fluida, pese a que lo intentan.
Habiendo dicho todo esto… La película vale la pena, pese a lo imperfecta. Su peso en el largo plan del MCU (un plan que, tras ‘Endgame’, sigue sin ser muy claro) puede ser discutible, pero, cuando se esmera, llega a ser la película más especial del estudio desde ‘Avengers: Infinity War’ (ustedes saben, esa en donde todos mueren y gana el malo). Sam Raimi, quien no dirigía una película desde hace casi una década, encuentra rápidamente la jovialidad de desatar a su freak interior, apoyado de un presupuesto astronómico y la atípica libertad de darse sus gustitos. Si ‘El Multiverso de la Locura’ resulta ser un éxito (y todo indica que lo será), podría abrir la voluntad de Kevin Feige a darle más libertad a otros autores del cine para hacer sus propios experimentos dentro del MCU, unos que sean aún más radicales que lo que hizo Raimi aquí. Quién sabe, quizás es el inicio de una era en donde la fórmula Marvel nos sorprenderá de nuevo.