Pantera Negra: Wakanda por Siempre – Perdidos en el luto
Por Matías de la Maza.
Que Pantera Negra: Wakanda por Siempre se transformara si quiera en la mitad en el fenómeno que fue la primera película del superhéroe, lanzada en 2018, habría sido un pequeño milagro. Incluso si su protagonista, Chadwick Boseman, siguiera entre nosotros.
La secuela siempre habría tenido que satisfacer expectativas altísimas: el ser la continuación de una de las películas de superhéroes más elogiadas de todos los tiempos, la primera cinta del género en ser nominada al Oscar a Mejor Película, y un filme que significó un verdadero hito cultural. La primera Pantera Negra es para muchos, incluyendo quien escribe, la mejor película de Marvel.
Quizás habría logrado repetir la magia. Ser El Caballero de la Noche (2008). Pero esa tarea se hizo imposible con el fallecimiento de Boseman en 2020, con tan sólo 43 años y tras mantener en secreto por años que padecía cáncer. La secuela de la cinta que lo consolidó como estrella ya se había anunciado. Estaba en pre producción. El director y guionista Ryan Coogler ya había diseñado la historia. Y de la nada, el shock.
Perder a Boseman fue más que un contratiempo brutal para una superproducción. Fue la partida repentina y precoz de un talento del que solo se encuentra uno entre millones. Chadwick Boseman entregaba una dignidad y carisma natural a cada personaje que interpretó.
Coogler, Marvel y compañía tuvieron que llorar al actor, pero también rápidamente reestructurar lo que tenían pensado para la secuela. Los resultados de esa vorágine emocional y profesional marcan a Wakanda por Siempre como una secuela sin dirección clara, que sufre por el peso del luto y de intentar continuar sin una estrella irremplazable.
Bajo el Mar
La forma en que la trama lidia con la muerte de Boseman es partiendo con la muerte de su protagonista: T’Challa, rey del ficticio país africano de Wakanda y el protector conocido como Pantera Negra, muere fuera de cámara en los primeros segundos de la cinta, a causa de una enfermedad no especificada, sumiendo en el dolor a su país. Su hermana, Shuri (Letitia Wright) se sume en el dolor y la culpa de no haber podido salvarlo con su elevado intelecto, mientras que su madre, Ramonda (Angela Bassett) debe mezclar el duelo con la labor de asumir como la nueva reina de la nación.
Un año pasa y la posición de Wakanda en el mundo se precariza. Sin su protector, las potencias buscan cualquier excusa para iniciar un conflicto con el reino y apoderarse de su principal recurso, el vibranio. El poderoso metal es descubierto también en el fondo del océano Atlántico, lo que hace entrar al conflicto a la civilización submarina oculta, de Talokan, lideradas por el implacable Namor (Tenoch Huerta), quien culpa a Wakanda de permitir la obsesión del mundo con un recurso que ahora pone en peligro a su gente. ¿Las opciones? O los africanos encuentran y le entregan a Namor a la científica que diseñó la tecnología con la que Estados Unidos busca el vibranio, o se enfrentan en guerra a Talokan. Y sin un Pantera Negra que los ayude.
La científica en cuestión no es tal, sino una joven prodigio de 19 años, Riri Williams (Dominique Thorne), quien crea innovaciones tecnológicas con la misma facilidad que el fallecido Tony Stark (Robert Downey Jr.), incluso su propia armadura. Cuando Shuri y compañía se dan cuenta de que se trata de apenas una niña, deciden protegerla a pesar de que implica invocar la ira de Namor.
Sin dirección
Wakanda por Siempre repite y amplía varias teclas temáticas de la primera película: el trauma histórico del colonialismo, el sufrimiento racial, la repetición de los ciclos de venganza. Todo más grande, con más personajes, pero de una forma mucho menos efectiva. Y es que la película no sólo no logra encontrar un personaje central que pueda reemplazar a su héroe original, sino que se siente absolutamente perdida en el dolor y frustración de no poder hacerlo.
Existe el mito que el dolor y el luto impulsan la creatividad. Eso habrá pasado contadas veces en la historia, pero la mayoría de las veces el duelo sólo sirve para el arte, o para lo que sea, cuando se puede mirar con distancia y perspectiva. Cualquiera que haya atravesado un proceso de luto sabe que es un peso abrumador que nubla todo, sobre todo la productividad. De lo que sea. Y la película es, para bien y para mal, sobre todo para mal, un ejemplo de un grupo de personas lidiando todavía con demasiado dolor como para procesarlo de una manera que sea digna de ver.
Tanto los personajes como la película en sí misma representan de manera perfecta la vorágine de llorar a un ser querido: a ratos es confusa, en otros iracunda y, en la mayoría, profundamente triste. Un montón de sucesos que simplemente ocurren sin una dirección clara, intentando hacer sentido de un proceso que rara vez lo tiene.
Sí, la película obviamente responde quién asume el manto de ser la Pantera Negra en el universo Marvel, un misterio que tampoco es tal para cualquiera que haya leído los cómics o haya visto 20 minutos de esta película. Entonces tampoco termina siendo un traspaso de antorcha que aporte emoción. Para ser una película que tiene todo para ser emotiva, tiene sorprendentemente poco corazón.
Wakanda por Siempre es una experiencia que puede ser fascinante por su intensidad, pero también muy desagradable. Es imposible no empatizar con el dolor que la desborda, pero eso no la transforma en una buena película. Sus momentos que más funcionan son los que se dedican, justamente, a recordar lo que perdimos. A un nombre irrepetible como Chadwick Boseman. Pero, para homenajearlo, siempre será mejor volver a ver la primera película.